MISCELÁNEA DE PENSAMIENTOS HERMÉTICOS. Francisco Ariza

sábado, 5 de mayo de 2018

"COLUMNA DE ARMONÍA"


“Columna de Armonía” es una bella expresión utilizada en la Masonería para referirse al momento en el que la música irrumpe en los trabajos del templo masónico, que no es sólo un modelo del cosmos sino también un modelo del propio templo interior. Hemos de tener en cuenta, además, que la música es una de las Siete Artes Liberales, las que conforman el núcleo de los estudios que el iniciado masón debe desarrollar para asimilar las enseñanzas de su Orden con respecto a la Cosmogonía y sus misterios. Concretamente las Artes y Ciencias Liberales tienen una importancia capital en el grado de Compañero, que es el grado “constructivo” por excelencia.

De hecho, la estructura musical conforma una arquitectura de sonidos, pero su base es geométrica y numérica como la arquitectura visible y tridimensional. La música se propaga por el espacio y por el tiempo siguiendo la escala septenaria, es decir articulada por intervalos rítmicos y armónicos análogos a la Harmonia Mundi, o “Música de la Esferas”. El hombre es capaz de reproducir esos ritmos, y de reconocer sus armonías internas, porque su alma es de naturaleza musical. Desde el punto de vista iniciático, el valor terapéutico de la música corre paralelo al conocimiento de esas armonías internas.

De naturaleza musical está hecha el alma humana y su inteligencia, ya que son ellas las que captan las sutiles relaciones entre las cosas; la maravillosa articulación que a todas las mantiene unidas, con sus matices, en un todo indivisible que se va revelando a medida que la unidad y la armonía se imponen a nuestro caos particular. (Federico González y colaboradores: Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, Módulo I, acápite “Música”).

Este es el sentido que la Masonería asigna a la “Columna de Armonía” durante los trabajos de Logia: constituirse en una parte más del rito iniciático, participando así en la transmisión de la influencia espiritual, “percibida” también como un sonido, una palabra, un mito evocador, que actúa de Fiat Lux iluminador sobre el alma y toda la individualidad humana. En algunas antiguas logias operativas y en las especulativas del siglo XVIII, la música era un elemento activo en la psicodramatización vivida durante el rito de iniciación en los tres grados de aprendiz, compañero y maestro. FranciscoAriza