Hoy, 7 de enero de 2021, se cumple el setenta aniversario del paso al Oriente Eterno del gran metafísico francés René Guénon, al que se puede considerar, como señala Federico González, el principal intérprete del pensamiento esotérico en el siglo XX.
EL COSMOPOLITA HERMÉTICO
jueves, 7 de enero de 2021
ANIVERSARIO DE RENÉ GUÉNON (1886-1951)
miércoles, 16 de diciembre de 2020
FEDERICO GONZÁLEZ, O LA BELLEZA COMO UNA FORMA DE CONOCER
Y no hay transmisión, o al menos esta no es completa, si no lleva en sí misma la fuerza evocadora de un tiempo y una realidad “otra”, reminiscente, que sólo se puede expresar mediante el lenguaje nutrido de la contemplación de la Belleza, que no olvidemos es un nombre divino, Tifereth en la Cábala, el corazón del Árbol de la Vida. Portadora de una luz inmaterial, sutil, al mismo tiempo que ilumina el caos de las tinieblas inferiores por participar del Intelecto divino la belleza es también una energía que nos arrebata hacia arriba, alimentando el ardor y la pasión del alma en la búsqueda del Conocimiento. La belleza como un presentimiento, o mejor, como una intuición directa del cielo. Acerca de ella, dice Federico en su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos:
“Intuir la belleza y ser uno con ella es una forma de Conocer, una síntesis perfecta de la unicidad que se expresa por su intermedio. El éxtasis arrebatador del amor, la manifestación como música de las esferas y la serenidad que nos llega por estos motivos no son sólo maneras de expresar este hecho que conjuga al sujeto que conoce y al objeto que despierta, la Intuición Intelectual, hermanados en la misma Inteligencia y llevados por ella en presencia de la Sabiduría”.
Estas palabras de Federico resuenan también en las de Platón:
"¿Acaso crees –dijo– que es vana la vida de un hombre que mira en esa dirección, que contempla esa belleza con lo que es necesario contemplarla y vive en su compañía? ¿O no crees –dijo– que sólo entonces, cuando vea la belleza con lo que es visible, le será posible engendrar, no ya imágenes de virtud, al no estar en contacto con una imagen, sino virtudes verdaderas, ya que está en contacto con la verdad? Y al que ha engendrado y criado una virtud verdadera, ¿no crees que le es posible hacerse amigo de los dioses y llegar a ser, si alguno otro hombre puede serlo, inmortal también él?” (El Banquete, 211d-212b). Francisco Ariza
jueves, 1 de octubre de 2020
"SEMBRAR AL VOLEO"
Hemos aprendido a vivir en la oscuridad y adaptarnos a las pautas que marca el tono sombrío que caracteriza a todo fin de ciclo, como el que estamos viviendo. En este medio nos movemos con soltura, sembrando al voleo como labradores que somos de la celeste cultura, aunque no nos preocupamos de los frutos de nuestra acción pues conocemos por experiencia que “el hombre propone pero Dios dispone”.
Sabemos, además, que entre lo posible y lo real no hay ninguna diferencia, sino más bien identidad, o sea que la regeneración es aquí y ahora (“más luego es nunca” dice el poeta), como tampoco hay diferencia entre el ser y el conocer. La Gracia Divina no contabiliza el “debe” y el “haber”, pues en el “negocio” en que nos hemos embarcado por libre voluntad y por amor a la Sabiduría los intereses son completamente otros, desconocidos para quienes han apostado todo a la ruleta rusa de este mundo a la deriva. Han perdido toda esperanza en una regeneración abducidos por el "gran letargo colectivo", esa espesa y espantosa niebla de la mediocridad que nos distrae de nuestro verdadero objetivo y nos sumerge en una estéril melancolía, sintiéndonos como humo de paja que se lleva el viento del olvido.
Sin embargo, desde la perspectiva metafísica, y alquímica, siempre existe la oportunidad de la rectificación. Desde esa perspectiva no hay culpas, que siempre conducen al sentimiento de la autocompasión (muy cercano a la moralina social-religiosa), sino errores nacidos de la ignorancia, para la cual, siempre, el único remedio es el Conocimiento, la Gnosis. Por eso no basta con las "buenas intenciones", de las que está empedrado el camino del infierno, como dice el refrán.
Paracelso hablaba de que el ser humano está en permanente combustión, y funciona como un atanor, imagen que conviene perfectamente y define la naturaleza ígnea del alma humana. No hay regeneración sin la actividad permanente de ese fuego, que es físico a un nivel, y solo hay que ver cómo trabajan ciertos órganos corporales para percatarse de ello.
Pero aquí lo que interesa es despertar ese otro fuego que está "oculto", más fino, diáfano y traslúcido, del cual nos habla el Hermetismo de todas las épocas, de tal manera que la sutilísima luz que de él se desprende sea capaz de atraer otras energías, otras influencias, que nos permitan ir ascendiendo por la escala de los cielos planetarios y extraplanetarios, revistiéndonos de sus cualidades por asimilación.
Esa luz es una forma que toma la Inteligencia cuando se manifiesta sin trabas en nuestra conciencia. Por eso mismo, la experiencia del viaje del Conocimiento se vive como una paulatina liberación de los lazos psicológicos, que al comienzo son muy espesos y harto difíciles de desanudar, quizás por las propias leyes de la gravedad que a esos niveles nos atraen "hacia abajo", e impiden el "vuelo" hacia otros paisajes y geografías, aquellas que describieron los poetas y bardos de las expediciones que hicieron los héroes míticos por los mares y tierras celestes.
A esos lugares del alma cósmica y humana se llega tras invertir el sentido de la dirección de esa misma ley de la gravedad que, habiéndose transmutado en la fuerza del Amor, lejos de atraernos hacia abajo nos impulsa "hacia arriba", hacia los mundos superiores, descritos en su conjunto como una ciudad, la Ciudad Celeste, en donde hay "muchas moradas" pero una única Luz que las ilumina.
En realidad no estamos muy lejos de la Tierra celeste. De hecho la llevamos siempre con nosotros; y es más, nunca hemos salido de ella, tan sólo nos habíamos dormido imaginando sueños imposibles y por tanto irreales.
Al Ser solo le interesa lo que se oculta en la cámara más secreta de nuestro corazón, pues allí Él se reconoce en lo humano, y viceversa, lo cual no deja de ser una forma de expresar el misterio de la Unidad. Francisco Ariza
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Imagen del frontispicio: Johann Daniel Mylius. Opus medico-chymicum, emblema 29 de los Sellos de los Filósofos, 1618.
lunes, 18 de mayo de 2020
ANOTACIÓN SOBRE EL SER Y EL NO-SER

miércoles, 13 de mayo de 2020
SOBRE EL INFINITO METAFÍSICO
San Juan, en su Evangelio, recogiendo las palabras de quien dijo de sí mismo: "Yo soy el Alfa y el Omega, principio y fin" (expresión que conviene perfectamente a la naturaleza del Ser universal) dejó escrito que: "La Verdad os hará Libres", y la Verdad se identifica con la propia Idea del Infinito metafísico, tal y como se dice en una de las enunciaciones fundamentales del Vêdânta: "Brahma es la Verdad, el Conocimiento, el Infinito".[2]
Francisco Ariza
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martes, 14 de abril de 2020
CUANDO EL DIOS SHIVA DEJA DE DANZAR
domingo, 26 de enero de 2020
UNA APROXIMACIÓN SIMBÓLICA A LA "REALIDAD SUB-ATÓMICA"
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miércoles, 1 de enero de 2020
DEL "NACIMIENTO DE LOS DIOSES" Y DE "DIOS EN NOSOTROS"
sábado, 28 de diciembre de 2019
LOS DÍAS NEMONTEMI, O "LLENOS DE VACÍO"
(En el día de San Juan Evangelista, 27-12-2019).