Federico González ha dado testimonio de la Sabiduría,
y de su “cuerpo de luz” que es la Inteligencia, o sea de la “lucidez” como un
estado permanente de la conciencia. Nada que ver con la “alucinación”, que es
una forma de la ceguera, o del espejismo: creer que estás viendo algo que en
realidad no existe, ni tan siquiera en la imaginación, que tiene una categoría
y además es una función de la mente como saben todos los que se dedican a la
Simbólica. No, alucinación como sinónimo de “fantasmada”, de “ostentar” algo
que en realidad no se tiene.
La elección de cualquier vía de Conocimiento, ya sea
la hermética o cualquier otra tradición sapiencial, te lleva ineludiblemente a
un “compromiso” contigo mismo, ¿con quién sino? Esto no significa ninguna
obligación. Uno es lo que conoce, y si la gracia del Señor te ha otorgado esa
extraordinaria “oportunidad de ser”, de poder llamar a la “puerta de la
Sabiduría”, te lo has de tomar en serio. ¿Donde se “inicia” uno en el
Conocimiento sino es, en primer lugar, en su propio corazón?
Todo lo que tu eres, es decir todo tu ser, el Ser, ya
está ahí, en el corazón, solo que en forma de semilla, de germen, que no por
casualidad es la forma que tiene la letra hebrea yod, o iod, de ahí la
expresión tradicional “el yod en el corazón” para referirse precisamente
a esa realidad que tu eres, y que no puedes obviar o ir aplazando
indefinidamente su “realización” una vez has descorrido el velo de las
ilusiones, o de las alucinaciones. Francisco Ariza
https://franciscoariza.blogspot.com/
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