He visto recientemente que en una página dedicada,
según dicen, a la Tradición Perenne, mi nombre aparece incluido en una lista de
“autores tradicionalistas” elaborada por esa misma página a partir de una
encuesta. He de decir, en primer lugar, que quien esto escribe no se considera
en absoluto un autor “tradicionalista”, expresión que en su momento tanto René
Guénon como Federico González, Ananda Coomaraswamy o Alan Watts, ya se
encargaron de separarla cuidadosamente del término “tradicional”, así como de
Tradición, que está relacionada con la idea de transmisión de la Ciencia
Sagrada o Cosmogonía Perenne, comunes a todas las culturas verdaderamente
tradicionales. El “tradicionalismo”, o lo “tradicionalista”, es en el fondo un
producto más de la “mentalidad escolar” o “académica”, en definitiva profana, y
que por tanto no llega a captar la auténtica esencia de lo que significa el
Conocimiento metafísico. De ahí a confundir la metafísica con la religión, o lo
iniciático con lo místico, va solo un paso.
Acerca del “tradicionalismo”, señala a este respecto
René Guénon en el capítulo “Tradición y Tradicionalismo” de su libro El
Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos que:
En suma, el ‘tradicionalista’ no es y no puede ser
más que un simple ‘buscador’, y es por eso por lo que está siempre en peligro
de extraviarse, puesto que no está en posesión de los principios que son los
únicos que le darían una dirección infalible; y ese peligro será naturalmente
tanto mayor cuanto que encontrará en su camino, como otras tantas emboscadas,
todas esas falsas ideas suscitadas por el poder de ilusión que tiene un interés
capital en impedirle llegar al verdadero término de su búsqueda. Es evidente,
en efecto, que ese poder no puede mantenerse y continuar ejerciendo su acción
sino a condición de que toda restauración de la idea tradicional sea hecha
imposible, y eso más que nunca en el momento donde se apresta a ir más lejos en
el sentido de la subversión, lo que constituye, como lo hemos explicado, la
segunda fase de esta acción.
En más de una ocasión he comentado entre mis amigos de Facebook que desde hace muchos años mi único interés está centrado en la
investigación de los códigos simbólicos de la Tradición Unánime y de las
distintas formas tradicionales emanadas de ella, en mi caso principalmente la
gran Tradición Hermética y sus vehículos, entre ellos la metafísica de la
historia, disciplinas a las que considero un soporte intelectual-espiritual
para ir realizando mi camino hacia el Conocimiento, donde se que reside la
verdadera identidad de mi ser y la Libertad incondicionada a la que ella da
lugar, sin necesidad de pertenecer a “listas” que, en el fondo, y con todos los
respetos, creo que son poco más o menos que “vanidad de vanidades”, como diría
Salomón. Francisco Ariza
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