MISCELÁNEA DE PENSAMIENTOS HERMÉTICOS. Francisco Ariza

miércoles, 17 de abril de 2019

EL ALQUIMISTA DE NOTRE DAME


Observando expectante cómo las llamas me van alcanzando, doy gracias al Señor por concederme por fin la liberación, tantas veces implorada, de este estado de petrificación en que me encuentro aprisionado. He vivido tanto tiempo en el tiempo congelado que acabé por abandonar toda esperanza, que es la negación de la posibilidad de ser. Un horror. Todas las salidas habían sido cegadas, hasta ahora mismo, cuando una emanación de los vientos solares ha tomado la forma del dragón celeste y ha descendido sobre la tierra como un amante enfurecido. Su abrazo me abrasa y disuelve la piedra carcelaria.

Se ha cumplido la máxima hermética, que es la quintaesencia de esa esperanza que creí abandonada para siempre: “cuando todo parece perdido es cuando será salvado”.

El fuego, como todos los símbolos del Espíritu, es una Idea que se hace substancia tangible para que participemos de su misterio. En el fuego anida el secreto de la transmutación, que es el paso cualitativo y gradual de la imagen simbólica a la realidad que ella representa. ¿Qué otra cosa sino quiso decir Cristo cuando afirmó ante los mercaderes, o sea ante todos nosotros: “Destruid este templo y yo lo levantaré en tres días”?

¿No será entonces este dragón enfurecido y abrasador, sumamente riguroso, una manifestación del Amor, una efusión de la Gracia?

El tronco milenario ha encontrado cobijo en el Amor, y la Sabiduría es su alimento. Es la Sabiduría, la Notre Dame arquetípica, la que otorga los cambios profundos, el enderezamiento de cualquier ser y de la propia Tradición mortecina. Fe, Esperanza y Caridad.
La Semana Santa anuncia la “plenitud de los tiempos”: la pasión, la muerte sacrificial y la resurrección liberadora en el regazo del Padre. FranciscoAriza


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