A raíz de la Nota anterior sobre “El ‘no saber’ como
esencia de la Sabiduría”, nuestro amigo Oswaldo José Sandoval nos ha recordado
en un comentario a dicha Nota la conocida frase de Sócrates: "Solo sé que
no se nada". Sócrates traza así una línea de pensamiento para situarnos correctamente
ante la cuestión, y no divagar como hacen los sofistas y sus derivados
"tradicionalistas". El que conoce verdaderamente no “sabe" que
conoce, pues esto seguiría implicando una dualidad entre el sujeto conocedor y
el objeto conocido, negando así la identidad, que es el propio conocimiento. El
verdadero sabio “no define” lo que conoce obviando que lo que conoce y “lo que
él es” son una misma cosa.
En efecto, todo conocimiento, especialmente en el
orden intelectual y espiritual, implica una identidad entre el que conoce, lo
conocido y el conocimiento mismo. Es por eso que el Conocimiento y el Ser -o la
Unidad- son lo mismo, como reza la fórmula ontológica por antonomasia: “El Ser
se conoce a Sí mismo por Sí mismo”.
No hay diferencia alguna entre el Ser y el
Conocimiento que él tiene de Sí Mismo. Pero la Tradición nos dice que el Ser es
el “No Ser afirmado”, o sea que el Conocimiento es en última instancia la
“Docta Ignorancia”, que, como nos recuerda Federico González no hay que
confundir con la “ignorancia docta” de los presuntuosos que creen saber sobre
la metafísica, pues qué puede saberse acerca de algo que ni siquiera existe,
que “No Es”, pero que, al mismo tiempo, da sentido y “utilidad” a todo lo que
es. Como dice el Tao-Te-King:
“Treinta radios convergen en el centro de una rueda,
pero es su vacío lo que hace útil a la rueda. Se moldea la arcilla para hacer
la vasija, pero de su vacío, depende el uso de la vasija. Se abren puertas y
ventanas en los muros de una casa, y es el vacío lo que permite habitarla. En
el ser centramos nuestro interés, pero del no-ser depende la utilidad.” (Tao-Te-King11).
Francisco
Ariza
https://franciscoariza.blogspot.com/
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